Cuando existe un dolor, hormigueo o pérdida de fuerza en la mano o brazo, lo más habitual es que nos encontremos con alguna afectación nerviosa.
En clínica nos encontramos con síndromes de túnel carpiano (mano), síndromes de salida torácica (hombro) y compresiones a nivel cervical.
Pero hay ocasiones en las que la electromiografía no nos dice que haya afectación clara del nervio, e incluso las pruebas de compresión nerviosa nos den negativas.
¿Que está pasando? A mi me sigue doliendo y siento un hormigueo.
Pues bien, también es posible que haya varios niveles de compresión a lo largo del recorrido del nervio afectado, pero que individualmente no sean graves. A mi me gusta explicarlo como si de una manguera se tratase. Podemos apretar un extremo fuertemente y veremos que sale poca agua, ya sea cerca del grifo (cuello) o del final (muñeca). Pero también podemos hacer leves compresiones a lo largo del recorrido, y aunque ninguna parece que individualmente esté afectando mucho al flujo de agua, veremos que al final tenemos poca fuerza en el agua que llega.
Por este motivo es muy importante hacer siempre una buena exploración y valoración.
Y aún con todo esto nos quedaría realizar un diagnóstico diferencial para descartar dolor miofascial por puntos gatillo y bloqueos articulares.
No simplifiquemos un diagnóstico y lleguemos siempre hasta el final.
Y como siempre si sospecháis que podéis tener un atrapamiento nervioso poneos en manos de vuestro fisioterapeuta o médico de confianza.