Los ligamentos colaterales (medial y lateral) son estructuras extra-articulares diferenciados de la cápsula, que actúan como estabilizadores primarios de la rodilla en dirección medio- lateral y, en menor medida, antero-posterior y rotatorio.
El ligamento lateral interno (LLI) o ligamento colateral medial es ancho y acintado. Se origina en el epicóndilo medial del fémur desde donde se dirige a la cara medial de la tibia. Tiene dos fascículos, uno superficial y otro profundo, que se encuentra íntimamente unido a la capsula articular y al menisco interno. Por esta razón cuando se lesiona se confunde con, o bien se asocia, a una lesión del menisco interno. Su función es estabilizar la rodilla en el plano frontal, limitando los movimientos de la rodilla hacia adentro, en valgo o en X, hacia adentro.
Dependiendo del grado de lesión de los ligamentos, tendremos dolor e hipersensibilidad local, derrame articular o inestabilidad franca con bostezo en la exploración clínica.
FISIOPATOLOGÍA DE LA ROTURA
Las lesiones de los ligamentos colaterales se pueden producir por un mecanismo directo e indirecto. En el primero se produce un traumatismo en la cara lateral de la rodilla, deformándola hacia adentro.
En el segundo, con el pie bloqueado, se produce un desplazamiento forzado de la rodilla que excede la capacidad de protección de la musculatura y provoca el daño del ligamento.
Desde el punto de vista anatómico, las lesiones ligamentosas se clasifican en tres grados:
Esguince grado I o leve. Existe una lesión parcial o distensión de las fibras
Esguince grado II o moderado. Existe una rotura de algunas fibras, pero el ligamento mantiene su estructura macroscópica y su función.
Esguince grado III. Equivale a la rotura del ligamento.
DIAGNÓSTICO DE LA ROTURA DE LOS LIGAMENTOS COLATERALES
La exploración clínica es fundamental. Se requiere experiencia y ha de compararse con la rodilla sana.
La maniobra de varo-valgo a 0 y 30º y el test de Lachman nos permitirán diagnosticar la lesión. Se fuerza la rodilla hacia fuera o hacia adentro, haciendo rebotes suaves, no buscando el límite ni una deformidad enorme de la rodilla lesionada y sintiendo la holgura, si la hay, de la rodilla con estas maniobras. En flexión, el ligamento cruzado anterior no estabiliza a la rodilla en dirección medio-lateral pero en extensión completa el LCA se tensa y estabiliza totalmente la rodilla.
Por lo tanto un bostezo a 30º indica rotura del ligamento colateral correspondiente pero no del LCA. Si hay bostezo franco en extensión indica rotura del LCA y del ligamento colateral correspondiente.
Si hay una rotura aislada del LLI pero el LCA está íntegro habrá un mínimo bostezo es extensión y un bostezo franco a 30º de flexión.
En clínica realizaremos un examen ecográfico para valorar la integridad del ligamento, siempre siendo recomendable dejar pasar 48/72 horas desde la lesión para poder valorar correctamente la imagen sin la inflamación inicial.
TRATAMIENTO
Los ligamentos colaterales de la rodilla son estructuras extra-articulares que cicatrizan rápidamente después de una rotura y rara vez requieren tratamiento quirúrgico. Determinar el grado de la lesión es necesario para establecer el tratamiento adecuado.
En la fase aguda debemos aplicar el protocolo habitual. Reposo, hielo, descarga, antiinflamatorios, elevación de la pierna e inmovilización con un vendaje compresivo, en los grados I y II o con una ortesis o escayola si la rotura es completa.
En los grados I y II se empieza lo antes posible con ejercicios isométricos de potenciación de la musculatura y se va recuperando la movilidad con ejercicios precoces de flexo-extensión de la rodilla en descarga.
Dependiendo de la gravedad del esguince se comienza a cargar el peso sobre esa pierna.
En Clinica Curae contamos con Electrolisis Percutanea Ecoguiada, con la que desde una fase aguda podemos acortar el tiempo de recuperación sustancialmente, incluso en lesiones graves.
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